martes, 30 de abril de 2013

primero de mayo en latinoamerica

En América Latina, Cuba se esmeró en convocar a una multitudinaria movilización de trabajadores, pero que en sus lemas se repite su falta de autonomía frente al Estado y el Partido, reeditando lastres análogos a los cribados en los extintos países socialistas europeos. Chile destacó por la masiva movilización autónoma de sus trabajadores, mientras que en México fue decepcionante, no por las demandas de los manifestantes sino por la pérdida de capacidad de convocatoria. En muchos otros países de la región se constata el desdibujamiento de los límites de la acción sindical y política, la cual tiene que ver con: el debilitamiento de los sindicatos generado por las nuevas modalidades de contrato, el subempleo propio de la informalización de la economía, la ausencia del principio rector del frente único clasista en las centrales de trabajadores, la seducción onegeista y el injerencismo de los líderes de los gobiernos populistas o de la oposición política entre las clases subalternas.

Día del Trabajo en Cuba. Foto de Javier Galeano / Reuters
El primero de mayo debe reingresar a la agenda de los trabajadores, en su mayoría no sindicalizados y de las izquierdas, toda vez que no existe, fuera del imaginario y de las tradiciones de los trabajadores de las diversas ciudades latinoamericanas y de otros continentes, una fecha tan simbólica y conmemorativa, como la del 1° de mayo. Puede ser un día festivo, de acción directa, de balance y renovación, según los casos. El recordatorio de la misma en su sentido más general, ha sido un factor de cohesión, es decir, un evento que reconcilia los intereses nacionales de trabajadores en general con los de contenido internacionalista. Sin embargo, la problemática contemporánea del trabajo formal e informal en un mundo cada vez más integrado bajo el soporte de las nuevas tecnologías, invita al diagnóstico sobre los modos de operar del capital, las organizaciones empresariales y los estados. La relación entre el costo de vida y el salario ya no son las mismas de antaño, incidiendo negativamente en la jornada laboral y los modos de vida. Por otro lado, las condiciones de trabajo se han modificado y solo para algunas categorías de trabajadores calificados acusan algunas mejoras. En lo general, los trabajadores latinoamericanos resienten en el campo jurídico el recorte de derechos otrora conquistados por sus organizaciones y movimientos. En el campo sindical se constata que la huelga como principal forma de resistencia responde más a un canon tradicional con menor capacidad de convocatoria, fuerza y eficacia. Los sindicatos resienten una fuerte ofensiva empresarial en connivencia con gobiernos de diversos signos ideológicos y políticos. Los llamados gobiernos izquierdistas de la región no han revertido las políticas neoliberales sobre el empleo y la precarización del modo de vida de las clases subalternas.
Frente a lo anterior, recuperar la memoria del Primero de Mayo puede coadyuvar a una reflexión que vaya más allá de la actual coyuntura.

Así se vivio en Chile. Foto de Agencia EFE
 
En América Latina, a partir de 1890, la praxis obrera del 1° de mayo ha venido siendo objeto de ritualización ideológico-política, tanto por las disímiles vanguardias sindicales y políticas, como por algunos Estados y gobiernos. Se trataba, pues de registrar esta singular fecha en su heterodoxa apropiación nacional, como un acontecimiento cultural constitutivo de la clase obrera y de sus segmentos gremiales y políticos. El estado y todos los grupos de vanguardia se habían empeñado en ritualizar faccionalmente el día del trabajo, buscando a través de esa praxis conmemorativa legitimar sus discutibles hegemonías.

En Venezuela. Foto de Agencia EFE
En América Latina la jornada de trabajo fluctuaba entre las diez y catorce horas promedio. Los tiempos actuales sugieren una tendencia hacia la rearcaización de la jornada laboral. Tradicionalmente, la conmemoración del 1° de mayo, si bien aludía al sentido internacional de la demanda, acentuaba su significación según los países, y en el interior de éstos, según las regiones y ramas productivas u ocupacionales.
La lucha por la jornada de ocho horas giró en torno a una demanda más política que económica en la medida que ella garantizaría no sólo una contención a la sobreexplotación laboral, sino también una palanca para la politización y educación de los trabajadores. La lucha por la jornada de ocho horas era, en cierto sentido, la lucha por el beneficio de un tiempo necesario para el ejercicio de sus derechos, de la reforma social e incluso de la subversión.
La vida sindical y política exigía de sus militantes una premisa básica: la disposición de un tiempo marginal permanente que posibilitase su educación, adoctrinamiento, concentración, debate y acción colectiva, y que garantizasen el aprovechamiento del tiempo recuperado, según sus potencialidades culturales, reivindicativas y revolucionarias. Pero el tiempo libre que demandaba la vida política y sindical no podía ser monopolizado por ellas. La clase obrera aspiraba también a educarse, recrearse y divertirse. La Canción de las ocho horas reclamaba el tiempo libre porque los obreros no tenían: “Ni una hora para pensar. /Queremos sentir el calor del sol. /Queremos oler las flores. /Estamos seguros que Dios así lo quiere/ y vamos a conseguir las ocho horas/ (…) Ocho horas para lo que nos dé la gana”.[1]

El 1° de mayo en Colombia. Foto de Agencia EFE
La conmemoración del 1° de mayo se ubica en el plano político en torno a la contradicción entre tiempo laboral exclusivo y el tiempo de descanso. Los socialistas y otras corrientes reformistas, antes de su reconocimiento como día libre, lo celebraron a través de veladas nocturnas de carácter festivo-propagandístico, en tanto que las corrientes anarquistas y sindicalistas revolucionarias ubicaron su celebración al interior mismo de la jornada de trabajo, subvirtiéndola vía la práctica huelguística frente a los patrones y en confrontación directa con el Estado.
El 1° de mayo de 1886 en las ciudades norteamericanas, la Federación Americana del Trabajo inició una gran jornada huelguística con el objetivo de conquistar el establecimiento de la jornada de las ocho horas de labor. En la Convención de 1884, la Federación ya había aprobado esta demanda como una reivindicación prioritaria para la clase trabajadora. Dos años más tarde el lema de la acción huelguística rezaba “Ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas para lo que nos dé la gana.”
 
El Día Internacional del Trabajo se celebrará mañana en América Latina con marchas y otras convocatorias en las que miles de trabajadores reclamarán un aumento de salarios, el respeto a los derechos sindicales y una mayor seguridad.
Con el lema "preservar y perfeccionar el socialismo", unos cinco millones de cubanos, según fuentes oficiales, marcharán el Primero de Mayo en medio de las reformas económicas del país, entre las que se encuentra un drástico plan de reducción de empleos estatales.
El desfile central tendrá lugar en la Plaza de la Revolución de La Habana, donde se espera una asistencia de 600.000 a 800.000 personas, incluidos trabajadores del emergente sector privado.
Colombia tendrá como bandera principal la oposición a los tratados de libre comercio (TLC), especialmente el firmado con Estados Unidos, que entrará en vigor en dos semanas, por considerar que son lesivos para la clase obrera y sectores productivos.
Distanciada del Gobierno de Cristina Fernández y sumida en un proceso de renovación de autoridades, la Confederación General del Trabajo (CGT), la principal central sindical de Argentina, no hará su tradicional acto del Primero de Mayo.
Quienes sí lo celebrarán serán los miembros de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), que reclamarán a la CGT un plan de lucha por aumentos salariales, la nacionalización de los ferrocarriles y la petrolera YPF, que piden que pase a ser ciento por ciento estatal.
En Uruguay, la central PIT-CNT reclamará medidas para mejorar la seguridad pública y la bajada de los impuestos a los salarios.
Las principales agrupaciones sindicales de Brasil convocaron actos reivindicativos para apoyar el desarrollo económico con tasas de interés más bajas, incrementos salariales y políticas de promoción del empleo.
La máxima organización sindical de Bolivia, la Central Obrera Boliviana (COB), celebrará el Primero de Mayo separada del Gobierno del presidente Evo Morales, quien enfrenta desde hace más de un mes varias protestas y una férrea huelga de médicos.
En Venezuela, mientras el oficialismo ha invitado a sus simpatizantes a marchar para celebrar la aprobación de una reforma de la Ley del Trabajo por parte del presidente Hugo Chávez, la oposición convocó a una movilización para protestar por la falta de transparencia que ha rodeado el proceso.
Por su parte, en Chile unas 40.000 personas, según cálculos de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), solicitarán que el sueldo mínimo suba de los 182.000 pesos (unos 380 dólares) al mes actuales a 250.000 pesos (unos 520 dólares).
Al menos 18.000 personas se espera que respondan a la convocatoria anunciada por la Confederación Nacional de Trabajadores del Sector Público y otras organizaciones aliadas al Gobierno para apoyar al presidente Rafael Correa.
Además, en el país hay convocada otra marcha liderada por la Unión General de Trabajadores del Ecuador (UGTE), bajo el lema "Contra los despidos. Por la vigencia de los derechos de los trabajadores y los pueblos del Ecuador".
En la capital mexicana, los miembros de los principales sindicatos recorrerán las calles para demandar mejores empleos y salarios, así como medidas de seguridad en medio de la ola de violencia que sufre el país.
La Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), la mayor central sindical del país, realizará su tradicional romería a las tumbas de los "trabajadores mártires", en un día en el que se considera probable que el presidente Ollanta Humala anuncie la segunda cuota de aumento en el sueldo mínimo, de 75 soles (27,9 dólares).
Como cada año, la plana mayor de la Central Unitaria de Trabajadores (CNT) de Paraguay participará en una misa en la capital y posteriormente sus afiliados marcharán junto con la Central Unitaria de Trabajadores Auténtica (CUT-A).
Miles de centroamericanos también se unirán a esta celebración y pedirán que se respeten los derechos humanos y la libertad sindical de la región, así como un alza general de salarios y otras conquistas laborales.
El Gobierno panameño decretó para hoy el adelanto del festivo del Primero de Mayo, a fin de favorecer el desarrollo del turismo interno y la convivencia familiar, lo que fue calificado como un "irrespeto a la clase sindical" por los sindicatos.
Sin embargo, las manifestaciones a favor de un alza general de salarios y otras conquistas laborales así como en contra de la corrupción gubernamental se mantienen para mañana.
Una de las principales reivindicaciones del Primero de Mayo en Guatemala será la exigencia para que se respeten los derechos humanos y la libertad sindical, así como que se ratifique el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que promueve el trabajo decente para las mujeres y hombres del hogar.
El principal objetivo de los trabajadores en Costa Rica será hacer un llamado para "salvar" el Seguro Social (CCSS), que arrastra un déficit desde el año pasado, además de la lucha contra la corrupción en el Gobierno, la evasión fiscal y nuevos impuestos.
El sindicato oficialista Frente Nacional de los Trabajadores (FNT), el más grande de Nicaragua, rechazará las medidas propuestas por el Fondo Monetario Internacional, como aumentar de 750 a 1.500 las semanas de cotizaciones al Seguro Social y de 60 a 65 años la edad de jubilación.
En Honduras, al igual que en El Salvador, los trabajadores marcharán contra el alto coste de los alimentos y para exigir mejores salarios y empleos.

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